Un viaje a Grecia, casa de Homero, Dioses, Democracia, pensamiento moderno y un sinfín de carácteres de una interminable lista. Habiendo exportado el caos, drama, tragedia y democracia hacia el futuro a la mayoría de las naciones, Grecia alardea de un legado sin rival. De Atenas con smog a deslumbrantes islas luminosas, historias bajo cada piedra, la cosmología Delphi, columnas caídas en la sagrada isla de Delos, los palacios de Minoan en Creta e incluso, bastante posiblemente, los remanentes de la Atlántida en Santorini.
Clima
Grecia disfruta un clima mediterráneo típico: secos y cálidos veranos, inviernos frescos, primavera y otoño prácticamente ideales, con días calurosos y tardes balsámicas. Hacia fin de junio y a lo largo de julio las temperaturas suben, alcanzando los 100º. F (38º C) de temperatura. La situación mejora en agosto, cuando comienzan a soplar vientos del noroeste refrescando la ciudad y las islas a una temperatura más agradable. En el sur, pueden soplar vientos cálidos provinientes de la costa africana del mediterráneo.
La mejor época para visitar Grecia resulta ser a finales de primavera y principios de otoño. En mayo y junio los días son cálidos, incluso calorosos, pero secos, y el agua del mar se ha calentado por el sol. Las noches se tornan agradables para disfrutar de una cena bajo la bóveda celeste. Esta es la mejor oportunidad para el turismo que desea explorar ruinas, templos, ciudades, campos y playas. En primavera para el que no le apetecen las multitudes, y febrero para disfrutar del Carnaval antes de cuaresma y la pascua griega, acompañado por sus procesiones religiosas y sus fiestas en abundancia. Septiembre y octubre son una buena alternativa especialmente en las ciudades donde comienzan temporadas de teatros, bares, entre otras tantas instituciones culturales que reabren.